Este año agarró al género, como desde hace décadas, en plena producción de canciones, temas, letras y registros discográficos. Siempre, como en todo, habrá resultados más o menos felices. De entre la pléyade de discos de tango que salieron de forma independiente o con sellos, digital o en formato tradicional, podemos rescatar diez de ellos que se hacen imprescindibles para una buena biaba tanguera.
1) "Tango", de Estefanía Melonio.
El disco debut de la cantante uruguaya propone un panorama de temas, en general clásicos, con diferentes formatos de acompañamiento, más íntimos como la guitarra sola de Martín Delgado Santos, o el trío de bandoneón, piano y contrabajo que dirige Álvaro Hagopian. Con una enorme técnica y en proceso de creación de una estética propia, el disco es el punto de inicio para un futuro promisorio que deja ansias de oír más.
2) "Puñal de sombra", de Lidia Borda
Ya consolidada como una de las grande intérpretes de tango contemporáneo, con una forma renovada de ver el tango clásico, Lidia Borda sale a la cancha con un disco oscuro, potente, pero no desprovisto de romanticismo y delicadeza. Ya hecha y derecha en cuestiones de estilo, inconfundible a la hora de identificar su voz y su forma de interpretar, "Puñal de sombra" rescata temas antiquísimos del género -y no- y los transforma en arreglos frescos y novedosos a cargo de su ya clásico acompañamiento de cello, piano guitarra y contrabajo. El disco de Lidia Borda deja la vara muy alta en tanto que calidad, técnica y forma de transitar el género.
3) "No te entregues nunca", de Carlos Varela
Carlos Varela es un cantante de tango-tango, un intérprete de fuste que tiene el género y que siempre se ha caracterizado por dar para adelante a los poetas "nuevos" desde el "post 70" que vive la literatura tanguera. Luego de haber producido discos en homenaje a Osvaldo Avena y al poeta Héctor Negro, protagonistas del tango en los 70´, Varela lanza su propio disco interpetando a Negro, homenajeándolo y quizá, mostrándose, como ya lo ha hecho, como una de las grandes voces con las que contó siempre el poeta.
4) "Sinfónica", de Amelita Baltar
Sin duda la gran protagonista de este disco es la Orquesta Filarmónica de Montevideo, dirigida por Álvaro Hagopian, que se pone al servicio de la ya tradicional intérprete de Piazzolla. El disco cuenta con varios puntos altos, sin embargo, los tangos clásicos no son los terrenos en los que la tabacosa y seductora voz de la musa de Piazzolla y Ferrer se desempeña con mejor soltura. Sí sucede eso en creaciones que, por primera y por mejor, la vuelven una creadora; "Balada para un loco", "Balada para mi muerte" o "Preludio para el año 3001" son una clara muestra de ello. Allí se ve a una cantante y a una gran orquesta en un ensamble que dejan lucirse a las canciones con un gran esplendor.
5) "Folkenstein", de Acho Estol
Desde la dirección y fundación de "La Chicana", que es hoy uno de los grupos más importantes de tango nuevo, Acho Estol ha planteado una forma de ver la música, de hacer arreglos, de crear lenguaje poético, que le son muy propios. Con esta no fácil premisa, el autor de "Juguete Rabioso" se ha paseado por diferentes ritmos entre la ciudad y el campo, tanto con su grupo como con sus proyectos solistas. La frontera entre un lugar y otro nunca es del todo marcada, lo cual, en este caso se vuelve una virtud. "Folkenstein" propone un clima piscodélico de folklore que no deja nunca por fuera los aires del tango y la ciudad. Con este disco Acho Estol quizá se posicione como uno de los poetas más considerables de la camada "joven" del género. Puntos altos de poética y música: "El dorado", cantada por Daniel Meligo y "El lobizón", una chacarera sexy y rea cantada por Lidia Borda. El seleccionado de invitados cuenta con estrellas de la canción porteña ya clásicas en los proyectos de Estol.
6) "Resiliencia", de Jacqueline Sigaut
Jacqueline Sigaut es una cantante que ya nos tiene acostumbrados a poner todo sobre el asador cada vez que graba un disco. Siempre que Sigaut se mete a un estudio de grabación para un proyecto propio, hay un riesgo, y eso la vuelve una de las cantantes más valiosas para el tango y los nuevos creadores. "Resiliencia" no es la excepción. Un disco formado íntegramente por temas nuevos, por poetas y compositores nuevos con una serie de arreglos cuidados, creativos, al servicio, cada uno de la canción. Cada tema es un clima. Junto a su voz potente se lucen guitarras, pianos, conjuntos de cuerdas, percusiones. Temas que van entre el tango y el folklore, poetas que viajan desde Teresa Parodi (ésta vez como letrista de tangos) hasta los ya consagrados Alejandro Szwarcman o Raimundo Rosales, pasado por joyas de Néstor Basurto o de Alfredo "Tape" Rubín. Un disco tan felizmente atrevido es otro acierto en la discografía de la cantante.
7) "Castiellos", de Cucuza y Mateo Castiello
Padre e hijo en el ejercicio del tango. Si bien el disco propone una serie de tangos más que nada clásicos, hay una forma, una impronta de hacer cada tema que uno no sabe especialmente en qué época del mundo se encuentra esa música, especialmente mezclado con algunos temas nuevos de Acho Estol o de Dema y su Orquesta Petitera. Un disco que sale airoso con un repertorio cuidado.
8) "Francis canta Jaime Roos", de Francis Andreu
Probablemente el mejor disco, hasta ahora, de la carrera de la cantante uruguaya. Con arreglos sobrios pero que mantienen el alma de cada tema, Francis Andreu se anima a interpretar canciones que, en versión de su autor, ya quedaron en el cancionero popular y los transforma, los hace "francistas". Sin haber elegido aquellos temas del repertorio de Jaime que ya tienen un aire a tango, la cantante da cuenta del conocimiento profundo que tiene de la discografía de Jaime Roos y versiona joyas ya conocidas como "Adiós Juventud" o "Colombina" y también trae a cuento algunos "lado b" del repertorio del cantautor en versiones de "Lluvia", con letra de Mauricio Rosencof (punto alto del disco por delicadeza e interpretación) o "No dejes que", que Jaime grabara en "Estamos rodeados" en 1992. También hay una gran versión de "Al Pepe Sasía", cuya letra está escrita a medias con Enique Estrázulas. En este disco Francis Andreu descubre el tango de Roos y se muestra a sí misma como una gran intérprete de los temas que ha elegido. Ya fuera de su personaje de canchera, metida en una nueva versión propia, como cantante madura.
9) "María y Pablo", de María Graña y Pablo Estigarribia
En este disco no vamos a encontrar tangos nuevos, de hecho vamos a encontrar varios temas que ya son clásicos en la voz de María Graña, sin embargo, esta vez, acompañada por el enorme pianista Pablo Estigarribia que propone arreglos realmente modernos para cada uno de los temas, que los deja en su esencia tango, pero que los pasea por armonías y formas actuales. Por su lado, María Graña, como en cada disco se posiciona como una cantante realmente imbatible. María Graña es una de las enormes cantantes de tango que el género tiene y este disco, con esta dupla, resulta explosivo.
10) "Cambiando cordaje", de Rubín, Lacruz, Heller y Nikitoff
Enormes guitarristas del panorama actual porteño al servicio de obras propias, pero especialmente, obras de uno de los compositores y poetas más importantes del tango nuevo, el Tape Rubín. El cuarteto de guitarras define una forma arreglística que tiene raíces en lo tradicional pero que ancla sus armonías, sus pulsiones, sus formas, en un tango futuro, en algo que será. Canciones criollas del Siglo XXX, gran disco.
