jueves, 9 de marzo de 2017

"Toda clase de cosas posibles", de Virginia Feinmann

Como picotazos, como relámpagos, como gritos de dolor apagados -y no tanto-, o como risas contenidas, atadas, en medio de un velorio. Así son los pequeños textos, los capítulos de esta especie de novela-criatura escrita por Virginia Feinmann. En “Toda clase de cosas posibles” podemos ver el ir en el tiempo de una protagonista mujer, consciente de su sexo, de su historia, de paso por el tiempo, por un país. El decurso de la novela, si es que el texto necesita ser catalogado, se despoja de la anécdota lineal y tradicional, y toma el formato relato breve para la narración que compone la obra entre el diario, la crónica, el microcuento, las arremetidas poéticas de una voz femenina marcada, en suma, por el amor.
Una Virginia protagonista de estos capítulos facebookeros va y viene en el tiempo para contarnos desde un abuso por parte de un pariente, el enamoramiento de un jefe forro, y el quiebre del amor con su pareja, Martín, desde el momento en que él le pide separarse, el ir a vivir sola, llorar, poblar la casa de ausencias, purgar el amor hecho percha contra el sexo apagado.
El lenguaje de la novela es sencillo, un realismo porteño, ciudadano, que, sin embargo, no se ve vacío de momentos de enorme belleza versera, como si, entre la realidad agrisada apareciera abierta la flor de un poema para llorar el desamparo, hacer pelota a los tilingos, rabiar el triunfo de Macri, meterse adentro de la historia, con una historia particular debajo del brazo. 

"Toda clase de cosas posibles", de Virginia Feinmann. Ed. Mulita, 2015