domingo, 19 de marzo de 2017

"Pichis", de Martín Lasalt

Martín Lasalt saca una novela de la basura. Bolquetea en las calles montevideanas, se mete entre las bolsas, manosea lo podrido, revuelve y revuelve entre la mierda de una ciudad que escupe su parte oscura y, de esos tachos, saca dos personajes poéticos que llevan adelante el breve rato donde caminamos con los pichis; aparecen el Cholo y la Chola.
A partir de estos dos personajes, que son una suerte de pareja de delirios lumpen, vamos recorriendo una ciudad, un tiempo, unos paisajes que apelmazan y juntan las fronteras entre lo real y lo delirante, como si de tanta hambre, el mundo y lo concreto se nos fuera al carajo. Aparece, entonces, lo poético. La novela está inundada de unas construcciones que la vuelven poesía, poesía sacada de la basura, cartoneada entre comida descompuesta y el tiempo, el frío, la gente que pasa sin prestar siquiera sus ojos a dos personas que, quizá, están muriéndose en la calle, con la dignidad golpeada, con las bellezas roídas por los ratones de la pobreza, con el corazón al aire como única comida.
Detrás de todo, de los capítulos que, además pueden leerse de manera independiente, detrás de las figuras del Cholo y de la Chola, está el amor, el amor como la vida, el que llevan, el que mendigan. Mientras estos "pichis" se aman, la ciudad pasa, ciega, inundada, partida, congelada.
"Pichis" es una novelita del subalterno, del absurdo, de la poesía que salta de lo podrido, formada por un lenguaje que vuelve belleza aquello que es muerte, igual que sus protagonistas.

"Pichis", de Martín Lasalt. Fin de Siglo. 2016