sábado, 7 de enero de 2017

"Sudor", de Alberto Fuguet

Fuguet retrata duro y puro el ghetto puto. Aparece el ambiente gay sin máscaras, sin rodeos, sin falsas ideas de cambio. El puto que plantea Fuguet -como la mayoría- es frívolo, superficial, resignadamente promiscuo. Todos anduvimos con todos, todos nos conocemos, todos sabemos de la entraña del otro y Fuguet conoce de eso. El autor llama "la hermandad del semen" a esa alianza extraña que queda en el ambiente gay donde un hilo invisible y blanco nos une, nos deja un pequeño cariño frío que nos mantiene atados. Las redes de ligue como Grindr aparecen de forma obsesiva, como un vicio. El calor de una Santiago moderna y cosmopolita nos lleva a que todo el tiempo necesitemos a otro en la cama. Aparece también el mundo editorial, la pugna del protagonista, que es editor, por sacar algo de calidad y algo que sea vendible. El mundo editorial es igual de promiscuo que el mundo gay. Mucho sudor en la piel, mucho calor, mucho movimiento, como vivir en una rave mental. A todo esto aparece un afamado escritor pretencioso y en decadencia creativa, y su hijo veinteañero marica, drogón, solo, hemofílico, con todos los traumas de un hijo de famoso. La relación entre el protagonista y Rafita -el pibe- se establece por capricho, por no saber muy bien qué hacer con el cuore. La belleza puede más que todo, y eso lleva al protagonista a pasar unos días de FILSA que lo traen explotando de calentura, de estrés, de sexo histérico. Fuguet sabe mucho de narrativa, sabe que la gente está sola, sabe que los putos estamos solo y, sobre todo, sabe que los putos nos morimos.


"Sudor", de Alberto Fuguet, Ed. Random House. 2016

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